Nací en Buenos Aires en 1949 y me crié en el centro de la ciudad, en un departamento en Callao y Lavalle, donde vivía con mi papá Benito, mi mamá Dorita Loyber y mis hermanos Laura (que me llevaba doce años, Eduardo (me llevaba diez) y Jorge (seis años mayor que yo). Mi primera escuela primaria, donde fui a los seis y siete años, quedaba en la misma cuadra que mi casa. Era una Escuela Normal (tenía primaria y secundaria, y de la secundaria en esa época las chicas salían con título de Maestra de Escuela Primaria), y en los dos primeros grados se admitía varones, en una época en que la educación mixta era una rareza.
La segunda escuela era un edificio que imitaba la arquitectura de un templo griego y que desde mi altura de entonces me parecía enorme. Todavía hoy me parece muy alto. Al lado de la escuela, calle por medio está el Teatro Colón. Cruzando otra calle, hay una magnífica plaza con tres manzanas de superficie.
Cuando trato de recordar esa época, me vienen a la memoria dos escenas:
- El día que nos dijeron que teníamos conducta deficiente a causa de nuestra inventiva
Cuando hacía segundo grado (en esa época, se lo llamaba "primero superior"), un grupo de chicos y chicas inventamos un juego para el recreo donde los chicos perseguíamos a las chicas y teníamos que atraparlas. Recuerdo que era muy divertido. Al poco tiempo, la maestra y la directora nos buscaron por el patio, nos atraparon a nosotros y nos llevaron al aula. Allí, nos pusieron al frente, nos sermonearon algo que no recuerdo, y nos dijeron (y les dijeron a nuestros compañeros/as) que íbamos a tener "conducta deficiente" en el Boletín. Recuerdo que entendí que eso era algo muy malo, porque las calificaciones a la conducta eran "muy buena", "buena", "regular" y "mala". También recuerdo haber sentido una mezcla de verguüenza y sentimiento de ser objeto de una injusticia.
- Unos nazis de la infancia
Este es un recuerdo de unos años después (yo tendría unos once años). Yo iba a jugar a la pelota a la plaza de enfrente de la escuela -y a veces, los fines de semana, a las plazoletas cerca de la entonces Costanera Norte), con un grupo de compañeros. Uno de ellos estaba en Tacuara, una organización juvenil bastante nazi de esa época (el nombre completo era "Movimiento Nacionalista Tacuara"), que era claramente antisemita. Otro de los amigos era judío, como yo. ¡Un día también entró en Tacuara! Y lean esto: mien tras que el primero (el no judío), no sobreactuaba para nada, el segundo (el judío), cuando se hizo de Tacuara empezó a poner cara de nazi. Cuando terminé la primaria, a fines de ese año, dejé de verlos y nunca más supe de ellos.
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2. La escuela secundaria: El Nacional Buenos Aires
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