Estábamos en el otoño de 1968, y decidí irme a dedo a Brasil. Llegué a Porto Alegre, donde recibí refugio en algunas casas tomadas y otros refugios de los hippies locales. Después de unos días de vida flower y otras yerbas, volví, de nuevo a dedo a Buenos Aires, a retomar el circuito del naufragio. Aquí, ya en invierno, me encontré con Marcelo Sztrum, Alfredo Slavutzky y Graciela Dellepiane, que habían sido invitados por Rubén De León a participar en una loquísima puesta en escena de La Orestíada (de Esquilo) en el Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella. Según Martín "Poni" Micharvegas (autor de algunos de los textos), el nombre completo era "La Orestiada y/o el sombrero de Tristán Tzara". En seguida me sumé y ahí conocí a otros integrantes del elenco, de los que especialmente recuerdo a Tabita Peralta.
De La Orestíada recuerdo una puesta muy depurada, sin escenografía, con un coro que recitaba unos textos fantásticos y nosotros (los actores) que representábamos a través de cuadros donde desplegábamos una fuerte expresión física y emocional. Recorro Internet y no encuentro ninguna otra mención a esta puesta en escena, salvo la foto que publica Poni Micharvegas y que sirve de ilustración a esta entrada.
De La Orestíada recuerdo una puesta muy depurada, sin escenografía, con un coro que recitaba unos textos fantásticos y nosotros (los actores) que representábamos a través de cuadros donde desplegábamos una fuerte expresión física y emocional. Recorro Internet y no encuentro ninguna otra mención a esta puesta en escena, salvo la foto que publica Poni Micharvegas y que sirve de ilustración a esta entrada.
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