Entre diciembre y marzo de 1975-1976, al mismo tiempo que hacía investigación en antropología biológica experimental becado en la Fundación Antropológica Argentina, tuve un contrato como consultor en la Dirección Nacional de Investigaciones Culturales. Durante los pocos meses que duró dicho contrato (que fue interrumpido abruptamente por el golpe militar), diseñé y comencé a ejecutar el proyecto de "Primer Congreso de la Cultura del Extremos Sur Argentino". Para ello, en marzo viajé a Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Al volver a Buenos Aires, el golpe ya estaba en marcha.
Pocos días después, se consumaba. Y así terminó el que sería por años mi único trabajo rentado para el Estado. Volví a la actividad privada.
A mediados del año anterior, una querida compañera, Ana Fernández (cuyos tíos eran concesionarios del restaurant del Buenos Aires Lawn Tennis Club de Belgrano, donde yo solía ir a paliar mi hambre de estudiante sin dinero) me empezó a pasar alumnos particulares. Ella era maestra en una escuela privada muy cara de San Isidro y me puso en contacto con padres que la adoraban de hijos que la adoraban también. Esos padres no solamente tuvieron la gentileza de contratarme (con muy buena remuneración) para darles clases particulares a sus hijos, sino que me recoemendaban a otros. Esos padres fueron, básicamente, Jorge y Nora Aslan (padres de mi hoy querido amigo y gran músico Pablo Aslan) y Yiyo y Rosana Starc (padres de los fantásticos hermanos Daniel y Andrés Starc).
Así, luego del golpe, retomé rápidamente los contactos en San Isidro y comencé una actividad de docente particular, preparando alumnos de escuela primaria, secundaria e incluso materias de la Universidad, hasta al menos 1981. Esto me daba bastante plata y, además, las clases eran a domicilio, lo cual implicaba compartir buenos almuerzos, meriendas y cenas con la familia. Además, algunas casas tenían pileta! Mi calidad de vida iba en ascenso.
Mientras tanto, iba recibiendo noticias espantosas. Un día me encontré en Callao y Corrientes con Ana Rubén, una estudiante de antropología que era amiga y compañera de Ada Solari, que había tenido un breve romance conmigo. Ambas eran militantes de la Juventud Universitaria Peronista, y se habían mantenido allí luego del pase a clandestinidad de Montoneros. Ana me contó que el abuelo de Ada la había sacado del país y que ella estaba viendo qué hacía, porque estaban todos muy arrinconados. Esa y otras situaciones me hicieron decidir salirme rapidamente de los lugares donde había estado circulando hasta el golpe.
Por empezar, cambiar de vivienda -y de barrio- Yo había estado viviendo en 1975 en Callao y Lavalle, en un departamento que mi viejo alquilaba desde hacía unos 30 años, y que se mantenía con un monto de alquiler muy bajo, gracias a la "Ley de Alquileres" que tenía vigencia desde hacía décadas. Rosalía González, la madre de Daniel González (entonces joven estudiante de antropología con el cual nos habíamos hecho muy amigos), me prestó entonces una casa en el barrio de Tapiales, afuera de la Ciudad de Buenos Aires. Ella había vivido allí por años, antes de mudarse a una casa más pequeña, con su marido. Allí, los vecinos me conocían como "el ahijado de Rosalía", y yo me sentía completamente contenido. Conmigo vivían en la casa María Flores -mi entonces pareja- y Daniel. Rápidamente, el cuadro se completó con un casamiento que dio un marco completamente apropiado y cuadradito a la situación. En esa casa vivían "el ahijado de Rosalía y su esposa".
Durante 1976 terminé las monografías que me faltaban para completar la carrera de Antropología. En 1977, mi amigo Eugenio Carutti me consiguió trabajo en la Universidad de Salvador, donde se había refugiado un numerosos contingente de ex Guardia de Hierro y ex Juventud Peronista Lealtad. Por un acuerdo entre GH -que ya había sido "disuelta" por Alejandro Álvarez, su líder histórico, pero que que seguía existiendo de hecho (¿hasta hoy?)- y Bergoglio -entonces Provincial de la Compañía de Jesús (los "Jesuítas") en la Argentina-, un equipo de Guardia se había hecho cargo de la Universidad, encabezado por Cacho Piñón (como Rector), secundado por Jorge Armas (Secretario General) y acompañado por un nutrido grupo de graduados universitarios de Guardia, JPLealtad y peronistas de otras sectas, que no teníamos la más mínima posibilidad de permanecer en la Universidad.
Yo tuve trabajo como Auxiliar docente en la Cátedra que dictaba Eugenio (Epistemología de las Ciencias Sociales), donde luego fui designado Profesor Adjunto e introduje la enseñanza de la obra de Thomas Kuhn (y su Epistemología de Paradigmas y Revoluciones Científicas). También fui Profesor Adjunto en la materia "Sistemas Políticos y Sociales Contemporáneos), que dictaba Jorge Armas en la Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social. Además, me dieron un contrato como investigador, para completar mis ingresos, que yo usaba para dedicarle tiempo a mis incipientes actividades como antropólogo social de la puna (ver capítulo siguiente), así como a organizar un equipo de reflexión sobre la ciencia, en el cual participaban Eugenio Carutti, Graciela Lemoine (geógrafa), Amelia Podetti (filósofa) ý varios científicos peronistas de la Faculta de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, entre los cuales recuerdo especialmente a los biólogos Jorge Affani y Juan Carlos Giacchi. Durante mi desempeño como investigador, también organicé un microprograma que denominé IRNAS (Investigación de las Relaciones entre Naturaleza y Sociedad), en cuyo marco funcionó -entre otras actividades- un Proyecto sobre Ecología de la Laguna de Lobos, que llevaron adelante tres alumnos avanzados de la Licenciatura en Biología de la UBA: Rodolfo Tecchi, Javier García Fernández y Jorge Etcharrán. Con los dos primeros seguí vinculado durante varios años más.
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Hace 10 años
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