Unos meses antes del viaje a Brasil que relaté en los dos textos anteriores -y donde conocí a Amílcar Herrera-, conocí a y trabajé junto con otra de las personas que más influyeron en mi carrera profesional. Me refiero al arquitecto Rubén Pesci, quien en ese momento estaba festejando el quinto aniversario de CEPA (Centro de Estudios y Proyectos Ambientales), un grupo que él había fundado en La Plata junto con otros tres platenses: Omar Accatoli, Antonio Rossi e Iván Reimondi.
Un año antes, yo había conocido a otra arquitecta platense, Teresita Núñez, quien estaba asistiendo a uno de los cursos de posgrado -Ecología Humana o Ecología Urbana- que yo organizaba en la Universidad del Salvador. Teresita me dijo que yo tenía que conocer a Rubén y me llevó a verlo a la Universidad de Belgrano, donde él estaba dirigiendo una Carrera de Posgrado en Proyectación Ambiental. La idea de Rubén, que me pareció -y me sigue pareciendo- brillante, tal cual la expresaba en ese curso y más adelante la plasmó con mayor vigor en FLACAM (Facultad Latino Americana de Ciencias Ambientales), era formar profesionales del proyecto (ambiental no como cualidad agregada, sino como cualidad necesaria en todo proyecto), a través de la formulación y seguimiento real de proyectos.
Rubén sostenía la necesidad de un saber transdisciplinario, una idea que me resultó completamente seductora y me incorporé como antropólogo al Curso de Proyectación Ambiental y a varios proyectos de CEPA. Esta relación fue muy fuerte durante los años 1991 y 1992. Mi mudanza posterior a Jujuy convirtió esta relación en un vínculo a distancia, pero no así menos intenso. Cada vez que había un encuentro organizado por Rubén (como las Jornadas de Proyectación Ambiental y los Congresos -primero Argentino y luego Latinoamericano- del Ambiente), yo estaba invitado, participando habitualmente como coordinadosr de alguna comisión de trabajo. En esos encuentros participaban también algunas personas con quienes mantuve en esa época o más adelante, importantes relaciones en el camino de la producción de conocimientos. Entre ellos, recuerdo con especial afecto al arquitecto Arturo Montagú, la geógrafa Elena Chiozza y los ecólogos Jorge Morello y Nora Prudkin.
Rubén fue, además quien, mientras yo estaba viviendo en Tilcara, en 1983-1984, me puso en contacto con el equipo de Reservas de Biósfera del MAB (Man and the Biosphere Programme) de la UNESCO, en cuyo marco se organizó el proyecto colaborativo con Chile y se diseñó lo que luego sería Reserva de Biósfera de Pozuelos, de las que hablaré más adelante.
Ángel Stanich en Sala Aftasí, Badajoz
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Anoche tuve varias sorpresas, agradables a saber: la gran actuación de
Angel Stanich en la Sala Aftasí de Badajoz, un lugar sumamente agradable,
ambas cosa...
Hace 10 años
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